abril 19, 2024

La vacuna rusa es el Aleph de todos los errores de Fernández

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La decisión de privilegiar la Sputnik V resume, como en la ficción de Borges, todos los trágicos desaciertos de la gestión K, producto de ensoñaciones «geopolíticas» e inoperancia.

Durante la semana se conoció un mail enviado por el Gobierno al fondo ruso encargado de proveer la vacuna anticovid. En tono de reproche la funcionaria encargada de las negociaciones admitía en ese mensaje que Alberto Fernández se encuentra en una situación «crítica» por la falta de la segunda dosis que esperan millones de ciudadanos argentinos desde hace meses. Teme por las consecuencias judiciales contra los responsables de esa letal equivocación y una reacción electoral adversa.­

Ese mail es un resumen perfecto de los trágicos errores cometidos por el Gobierno respecto de la pandemia como así también de otros aspectos de la gestión sobre el cual el coronavirus tuvo un impacto devastador, en primer término, el económico.­

Es como en la memorable fantasía de Jorge Luis Borges «uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos». El resumen de su ineficacia, la exposición involuntaria de su negligencia y de la frivolidad de jugar a la «geopolítica» con riesgo para la vida de millones de personas. Refleja también la toma de decisiones estratégicas con la alegre despreocupación de un centro de estudiantes.­

Resultó patético en este último aspecto el reconocimiento de la funcionaria de que «respondimos siempre haciendo todo lo posible para que Sputnik V sea el mayor éxito, pero ustedes nos están dejando con muy pocas opciones para continuar peleando por ustedes y por este proyecto!».­

Todo esto se suponía, pero la prosa oficial lo transformó en certeza con una reacción de los políticos casi nula. No hubo renuncia en la conducción de área de Salud que respondió a la filtración con la impavidez con el que el Gobierno naturaliza sus desaciertos habituales.­

Más aún, la autodenuncia no provocó la reacción esperable de la oposición, en la que la facción acuerdista desplazó a los dirigentes más combativos. En la que Horacio Rodríguez Larreta tiene ahora la conducción, mientras Mauricio Macri lo observa en silencio desde Europa y Patricia Bullrich sólo habla públicamente cuando no le cumplen los compromisos de candidaturas.­

Esta oposición «kirchnerista friendly» guardó silencio con la excusa de que se había concentrado en el cierre de las candidaturas, aunque en este último terreno también entró en default.­

Por lo contrario, en el oficialismo hubo tironeos, pero listas de consenso. Esto sucedió porque tiene una líder incuestionable y la capacidad de seducir del Tesoro Nacional para cerrar los acuerdos que le interesan. Mantuvo la unidad que lo llevó al poder y pese a su performance sanitaria y económica sigue siendo electoralmente competitivo.­

De Juntos por el Cambio no puede decirse lo mismo. Horacio Rodríguez Larreta no pudo armar listas de unidad y lo salvaron las PASO para que la alianza opositora no se disolviera en el aire. Tendrá competencia en la ciudad de Buenos Aires, el distrito donde controla el poder y la caja y en la provincia de Buenos Aires, donde el arrastre electoral de Diego Santilli es, para decirlo suavemente, un misterio.­

Vista en perspectiva la oferta electoral que armó el alcalde porteño tiene no pocos puntos ciegos. En primer lugar sacó de competición a Patricia Bullrich, pero esta tiene un sustituto en Ricardo López Murphy de neto perfil antipopulista. Si alcanza la minoría postergará a candidatos de la UCR y la Coalición Cívica que constituyen el eje de la estrategia larretista.­

Rodríguez Larreta paga así la decisión de privilegiar su alianza con María Eugenia Vidal y Elisa Carrió. La primera lo llevó a romper la cohesión del PRO, la segunda a tener que enfrentarse con los radicales en la Provincia. En particular, la decisión de trasladar a Vidal a CABA y verse obligado a reemplazarla en la Provincia por Santilli provocó un desbarajuste en el tablero opositor de los dos distritos claves sin aparente necesidad.­

Otro error asociado con la irrupción de la conducción acuerdista en Juntos por el Cambio fue el de ampliar en exceso la coalición opositora, lo que la vuelve imprevisible y poco confiable. No sumó a un candidato «ultra» pero con votos, como Espert, e incorporó en cambio a una figura de nula penetración electoral como Stolbizer.­

Coherente con su extracción y su postura «progre» por darle algún nombre, la dirigente del GEN defiende por televisión a Alberto Fernández y pide que no se le atribuya la actual situación. Opina que la responsable es la clase política en su totalidad.­

Más allá de la curiosidad de un opositor que defiende al Gobierno, la actitud de Stolbizer genera una duda: cómo actuará su sector en el Congreso. Si como dice JxC, el kirchnerismo está a siete bancas de controlar la Cámara de Diputados y el «borocoteo» es una inveterada práctica nacional no debería sorprender que después del 10 de diciembre cuente con el voto de legisladores que no entraron por sus listas.­