abril 27, 2024

La “conducción” de Larreta y el regreso de Cristina Kirchner

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El jefe de Gobierno rompió con Macri y quiere reformular Juntos por el Cambio. La vicepresidenta armó una minicampaña en el Senado. Massa derrotado por el dólar y una inflación imparable.

La dirigencia ya no puede demorar las definiciones ante el avance del año electoral. Empezó Mauricio Macri con el anuncio de que no competiría por la presidencia y casi de inmediato Horacio Rodríguez Larreta desafió su liderazgo en el PRO.

De a poco y a los tropezones el jefe de gobierno porteño va revelando una estrategia que consiste básicamente en diferenciarse de los halcones y demostrar que es quien manda en el PRO. Con ese objetivo modificó el sistema de votación en CABA inclinándose por uno que beneficia a Martín Lousteau en detrimento de Jorge Macri.

La idea general es dar un mayor peso a la UCR y la CC dentro de Juntos por el Cambio, para poner en marcha una nueva “conducción”. Si llega a la Casa Rosada consolidará esa jugada armando un gabinete “loteado”, según anticipan colaboradores cercanos.

Exactamente lo contrario de lo que hizo Mauricio Macri que entre 2015 y 2019 cuando retuvo los cargos más importantes para miembros del PRO.

La intención de Rodríguez Larreta no es solo sacar de la cancha a Macri. Intenta además reformular Juntos por el Cambio para derrotar a Patricia Bullrich con votos que no son del PRO, partido en el que el votante antiperonista predomina ampliamente. Se estima que el 80% de los votos del expresidente se los llevará Bullrich y el alcalde porteño sólo el 20% (ver Visto y Oído).

Pero su plan de operar sobre los tres partidos de la coalición no se limita a la interna. También proyecta una gestión “multipartidaria” en la que oficiaría en los hechos como jefe de gabinete, tarea no muy distinta de la que ha desempeñado hasta ahora.

La idea no es sólo sorprendente, sino que plantea un problema y una incógnita. El problema son los efectos colaterales de la ruptura en la cúpula del PRO que lleva a niveles peligrosos la interna de toda la alianza. Al inclinarse por Lousteau y Morales, Larreta se metió en la interna radical, algo que para los herederos de Alem e Yrigoyen constituye una ofensa casi personal.

Ya empezaron a aparecer las primeras quejas de los simpatizantes radicales de Bullrich que como mostró con una famosa foto en la fiesta de la Vendimia de Mendoza no son pocos. Rodríguez Larreta será muy afecto a la “rosca”, pero dio un paso en falso si creyó que mover una pieza en su tablero no tendría ningún efecto en el del radicalismo.

La incógnita que deja abierta la próxima plataforma “multipartidaria”, en tanto, es su efecto sobre la gestión. La situación económica que recibiría es catastrófica (no importa si le estalla a Sergio Massa o a él) y ahí no hay camino del medio practicable. No se puede negociar una reforma laboral con el sindicalismo peronista ni la eliminación de los planes con los jefes piqueteros. El ajuste es una tarea que se hace en soledad y los primeros que se van a apartar son los radicales alfonsinistas y Carrió.

De todas maneras el jefe de gobierno de CABA no es un hombre de ideas fijas. Antes de hacer pública la decisión sobre el sistema electoral que irritó a Mauricio Macri grabó cuatro mensajes con distintas alternativas. También hacia el fin de semana comenzaron a circular versiones sobre un acuerdo para que Soledad Acuña se baje de la candidatura de jefa de gobierno porteño y vaya de vice de Jorge Macri. Fernán Quirós, en cambio, estaría por asumir la precandidatura a jefe de gobierno por la Coalición Cívica, impulsado por Elisa Carrió.

Conclusión: la nueva “conducción” política de Horacio Rodríguez Larreta debutó con un éxito mediático impecable, pero con uno político relativo y con un grado de improvisación mayor al esperado.

En el oficialismo, en tanto, Cristina Kirchner, pudo volver a presidir una sesión del Senado y armar un modesto acto electoral vivada desde las galerías por organizaciones identificadas con los sordos, las víctimas de accidentes viales causados por el alcohol, estudiantes de enfermería, impulsores de la “ley Lucio” etcétera.

Había mantenido la Cámara clausurada desde fines del año pasado. Después de ser condenada en diciembre a seis años de prisión, el cuerpo dejó de funcionar. El mes pasado una escisión en el Frente de Todos cambió la relación de fuerzas y la oposición alcanzó el quórum propio. Los medios anunciaron que había perdido el control de la Cámara, pero derrotó a la flamante alianza opositora, expulsándola literalmente del recinto hace 15 días. El jueves volvió a presidir el cuerpo que votó una agenda de consenso y que ella aprovechó sonriendo y con saludos tribuneros.

Ese éxito respresenta, sin embargo, un breve espejismo. El gobierno que armó con Alberto Fernández se hunde con el 7,7% de inflación, la más alta en 30 años, y el “blue” a $400. Sergio Massa dio peor resultado que Martín Guzmán, por lo que a la vice ya no le queda candidato competitivo ni siquiera para armar un tuit.